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24 marzo 2010

¿Dónde surge el espíritu de un líder?


Ser líder es ser dueño de nuestra vida. Esto, que parece sencillo, conlleva un largo trabajo de desarrollo basado en la auto-conciencia, como primer paso para identificar áreas de mejora que  limitan nuestro crecimiento personal.

Liderar a otros supone asumir una enorme responsabilidad. Antes de ello, tenemos que conocernos a nosotros mismos e identificar nuestras limitaciones, con el propósito de dirigir nuestra energía para estar preparados ante cualquier desafío o cambio."Ser dueño de nuestra propia vida" implica confianza en uno mismo, extender nuestra zona de aprendizaje fuera de nuestro ámbito de comodidad, ser proactivo en nuestras decisiones y asumir riesgos. También implica ser interdependiente, apoyarse en los demás para alcanzar el éxito individual. Si los demás triunfan, el líder también lo hace, porque los logros de otros, ayudan a alcanzar los propios. La confianza en uno mismo inspira confianza en los demás, proporciona un modelo a seguir y una guía.

Hay personas que son carismáticas por naturaleza. Desde una edad temprana tienen un talento especial, una fortaleza interior que inspira a otros a seguir sus pasos. Los líderes que “nacen”, tienen claro qué es lo que quieren para sí mismos, a qué se quieren dedicar y dónde dirigir sus esfuerzos para conseguir aquello que se proponen. Involucran a los demás en sus proyectos, haciéndoles partícipes. Este hecho no es muy común, y es cierto que el carisma no es determinante para ser un gran líder. Es el propio liderazgo el que da carisma a las personas.

Todos tenemos una carga genética que completamos a lo largo de nuestro desarrollo. Pero, ¿cómo lo hacemos? Con los conocimientos adquiridos, la interpretación de la información obtenida de experiencias, éxitos y fracasos vividos. Durante este proceso, algunos encuentran algo que les apasiona, les motiva y les llena de inspiración. El proceso requiere tolerancia a la frustración y la dificultad, manejar nuevas formas de pensamiento, adaptación a los cambios, instinto de superación y autoestima. La pasión y la motivación dan confianza y seguridad a las personas. Nunca podremos cambiar nada en lo que no creamos y menos inspirar y motivar a otros.

¿Qué nos aleja? Hay comportamientos y actitudes que durante nuestro desarrollo nos distancian de nuestros objetivos y motivaciones. Esto ocurre cuando las personas se acomodan, el aprendizaje no es un estímulo para su crecimiento personal, sus creencias y su poca tolerancia a los cambios impiden que se cuestionen si lo que hacen es lo más efectivo. Ser proactivo en la toma de decisiones no está entre sus planes y encuentran un millón de excusas para no hacerlo. Pero, ¿por qué? No querer traspasar sus miedos implica perder la oportunidad para enfrentarse a sus limitaciones. Instalados en su zona de comodidad, les impide crecer, desarrollarse, buscar nuevas fuentes de aprendizaje, nuevos horizontes y nuevas formas de pensamiento que cuestionen sus propias creencias. Son personas que están lideradas por su entorno.

Nunca es tarde para elegir una nueva forma de dirigir su vida, elegir una actitud proactiva que le motive a alcanzar nuevos objetivos. El primer paso es hacer consciente la necesidad de cambio, después querer hacerlo y por último, volcar todos los esfuerzos para que éste se produzca.


Tenemos la capacidad de elegir cómo queremos vivir nuestras vidas más allá de las circunstancias. Algunos líderes tienen una capacidad innata para ser tolerantes ante la frustración, las dificultades y los cambios. También es posible adquirir esa capacidad a lo largo de nuestro desarrollo. Para ello, la necesidad de cambio ha de ser consciente para mejorar y crecer.

Cuándo algo nos apasiona o nos motiva luchamos para conseguirlo, nos apoyamos e involucramos a otros, hacemos lo que haga falta. Cuando esto ocurre, nos convertimos en dueños de nuestros sueños, objetivos y acciones. La confianza en uno mismo y nuestra fortaleza interior es lo que hace que los demás encuentren en el líder una referencia y les proporcione la motivación necesaria para seguir sus pasos.


Autor: Felipe Ynzenga Aranda

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Cita: 15/10/2018

Cita: 15/10/2018
Cuándo criticamos, lo que hacemos, es proyectarnos en los demás. Es decir, proyectamos nuestra sombra, lo que no queremos ver de nosotros mismos, lo que no nos gusta y en vez de trabajar para entenderlo y tratar de convertirlo en luz, la frustración la descargamos en los demás. Recuerda como maestro a quién críticas porque siempre encontrarás en esa persona lo que quieres mejorar en ti.

Por: Felipe Ynzenga