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22 noviembre 2010

El fracaso, la base del éxito

Una vez pregunté a un viejo amigo qué le gustaría ser de mayor. Su respuesta, obvia por su parte, fue qué él ya era mayor. Replantee la pregunta y le dije: - “si volvieras atrás ¿qué te hubiera gustado ser ?” Ilusionado me explicó que lo que más le emocionaba era la idea de vivir en una casa en la montaña, fabricar y vender productos artesanos y dirigir su propio hotel rural, y con toque infantil terminó diciendo, -“si, como los posaderos de la época medieval”. Sorprendido, le comenté por qué no intentaba cumplir su sueño. Al oírme, su expresión cambió, y comenzó a lanzar una cantidad irrefrenable de excusas, como si él mismo las necesitara escuchar con el propósito de callar sus deseos e ilusiones. 

El éxito es el final de una meta. Pero, ¿qué nos impulsa a elegir una dirección u otra? y ¿qué nos lo impide? Algunos creen que es un estado físico, visceral, otros lo entienden como un deseo irracional, como un estado de ánimo o una actitud. La palabra que define este movimiento, esta toma de acción, es la ambición. Un deseo que  nos aventura hacia lo desconocido y nos acerca hacia la abundancia. Entonces, si la ambición es un estado emocional que refuerza nuestro desarrollo personal y profesional ¿Por qué existen personas que no tienen éxito? Por que el miedo bloquea sus mentes, tienen pavor para enfrentarse a aquello que no conocen, y para frenar sus deseos buscan en la excusa un buen refugio. La pregunta que debemos hacernos no está enfocada en saber por qué no tenemos éxito, sino por qué hemos elegido no tenerlo. Por tanto, para alcanzar el éxito debemos tener un sueño, sentir pasión por alcanzarlo y ante todo, asumir el fracaso como parte del camino que recorremos. Winston Churchill nos recordaba que el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.

Para encontrar abundancia en la vida debemos afrontar el miedo como parte del proceso para alcanzar nuestras metas. Un buen ejemplo lo encontramos en los deportistas de élite de la actualidad como Rafael Nadal, Fernando Alonso,  Edurne Pasaban, Pau Gasol, pero también en el mundo empresarial como Bill Gates, Mark Zuckerberg , Amancio Ortega, Emilio Botín, entre otros. Sin olvidarnos del pasado, la historia también nos muestra otros buenos ejemplos como Tomas Alba Edison, Isaac Newton, Albert Enstein, Galileo Galilei que movidos por una motivación y su firme determinación llegaron a alcanzar el éxito. Seguro que pensamos que estas personas no son de este mundo, que son  extraordinarias y que están lejos de la realidad en la que vivimos. Preguntémonos cuánto han debido luchar para llegar dónde lo han hecho, cuántos fracasos habrán vivido, cuántas veces habrán querido tirar la toalla y cuántas veces les habrán aconsejado que la tiren. Pero ¿por qué continuaron o continúan todavía en su empeño? ¿Por qué siguen luchando a pesar de las dificultades? Por que creen en lo que hacen, lo sienten y es parte de sus vidas. Otra cita que me llamó la atención fue de Michael Jordan, jugador de la NBA, que afirmaba que a lo largo de su vida ha fallado una y otra vez  y por esta razón ha logrado alcanzar el éxito.

¿Cuál es el secreto del éxito? Afortunadamente no existe y pero si lo hubiera, estamos de enhorabuena, todos lo conocemos, aunque tenemos que buscar dentro de nosotros mismos. Lo primero que debemos hacer es preguntarnos si lo que hago es lo que quiero. Este debate interno de revisión y evaluación nos permite ser conscientes de lo que hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos. Es una practica que nos incomoda pero a la vez nos reta a superar nuestros miedos y limitaciones. 

La auto-confianza, la gestión eficiente del miedo, no decaer ante situaciones difíciles y tener una dirección clara son las herramientas que nos acercan al éxito. Tenemos que entender que somos capaces de afrontar y asumir riesgos. Solo podremos comprobar hasta dónde se encuentran nuestras limitaciones viviendo con pasión e ilusión todo aquello que nos proponemos. Debemos analizar nuestro pasado, vivir y disfrutar el presente y planificar el futuro con el corazón y si no encentramos el camino, volvamos a construirlo. La búsqueda de horizontes es el primer paso para dirigir nuestras energías hacia un lugar concreto. Si estamos equivocados, siempre tendremos tiempo para reflexionar, aprender y cambiar de dirección.

Artículo escrito por Felipe Ynzenga Aranda

Cita: 15/10/2018

Cita: 15/10/2018
Cuándo criticamos, lo que hacemos, es proyectarnos en los demás. Es decir, proyectamos nuestra sombra, lo que no queremos ver de nosotros mismos, lo que no nos gusta y en vez de trabajar para entenderlo y tratar de convertirlo en luz, la frustración la descargamos en los demás. Recuerda como maestro a quién críticas porque siempre encontrarás en esa persona lo que quieres mejorar en ti.

Por: Felipe Ynzenga