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21 septiembre 2011

Hoy en la selección, Vicente nunca cede a supuestas presiones de los clubes

VICENTE DEL BOSQUE EL SPANISH LIDER COMPLETO
Capítulo VII: Autor Felipe Ynzenga Aranda.
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Tapa blanda: 158 páginas
Editor: CreateSpace (18 de septiembre de 2011)
Idioma: Español
ISBN-10: 1463583974
ISBN-13: 978-1463583972



La RFEF tomó la decision correcta: apostó por la experiencia

Hace unos días tomando una cerveza con un amigo nos preguntamos cuál es el criterio que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) utiliza para elegir a sus entrenadores. Estábamos seguros que en estos últimos años algo debió cambiar en el procedimiento de selección. Si queríamos ganar el mundial debían buscar a un profesional que no solo tuviera visión de juego y la suficiente experiencia para embarcarse en un proyecto tan importante. Debía tener capacidad de liderazgo y un fuerte sentido del compromiso con los suyos. Alguien con la suficiente autoconfianza y equilibrio personal que de forma innata pudiera trasmitir esos mismos valores a su equipo. También debía ser meticuloso, organizado y con capacidad suficiente para gestionar conflictos de forma rápida y eficiente, evitando que los medios de comunicación y la tensión de la afición alterase el rendimiento de los jugadores.

Mi compañero de barra y yo llegamos a la conclusión que si estos hubieran sido los criterios para elegir al entrenador, entonces la RFEF dio en el clavo. Pedimos otra cerveza al camarero y con nuestro “smart phone” nos conectamos a Internet para buscar la biografía de Don Vicente y así confirmar la primera parte de nuestra hipótesis, la experiencia.

Vimos que su currículum como futbolista estaba más que contrastado. Fue centrocampista y actual entrenador de la Selección Española de Fútbol. En su palmarés como jugador de fútbol acumuló 441 partidos oficiales. Debutó con 17 años en el Club deportivo Salmantino proclamándose el máximo goleador con 17 goles. Hasta consolidar su carrera en el Real Madrid, ha jugado en el Castilla, Córdoba Club de Fútbol y Club Deportivo Castellón. En el Real Madrid jugó 11 temporadas como titular alcanzando cinco títulos de liga y cuatro títulos de Copa del Rey. También fue jugador internacional con España en 18 ocasiones.

Ahora teníamos que saber cuál había sido su carrera como entrenador y qué títulos ostenta en su vitrina antes de su nombramiento como Seleccionador Nacional. Tras su etapa dirigiendo las categorías inferiores del Real Madrid debutó en 1994 como primer entrenador del equipo, hazaña que sólo duró dos meses. Más tarde tras la destitución de Jorge Valdano y hasta la contratación de Arsenio Iglesias, Del Bosque dirigió el primer equipo durante dos partidos, venciendo por goleada al Athletic Club de Bilbao (0-5) y al Real Oviedo por 2 a 3. En 1999, con la destitución de Toshack, la directiva del Real Madrid le concede entrenar el primer equipo durante toda la temporada. Sus éxitos hicieron vivir a la afición merengue sus años de oro, consiguiendo dos Copas de Europa, dos Ligas, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental. Incomprensiblemente, tras cuatro años de indiscutibles victorias, al finalizar la temporada 2002 – 2003 la Directiva del Real Madrid decide no renovarle su contrato. Esta medida no sentó muy bien al entrenador. Sin llegar a entender esta decisión, en 2004 fue contratado por el Beşiktaş turco, sin victorias es despedido como entrenador del equipo tras finalizar la temporada. Tras su fatídico destino, Del Bosque desaparece hasta que en 2008 se confirma su nombramiento para dirigir a los jugadores de la Selección Española de Fútbol.

Pero, ¿Qué le ha llevado a alcanzar tales éxitos en su carrera?

Ya habíamos resuelto la primera parte de nuestra hipótesis, ahora teníamos que analizar qué aspectos de su personalidad han forjado su indiscutible liderazgo que ha hecho posible qué España conquistase su primer título como campeón del Mundo.

Justo en ese momento me acordé que todo en el mundial no fue tan bien como hubiéramos esperado. Le recordé a mi amigo la entrevista que Vicente del Bosque tuvo justo después del partido disputado contra la selección de Suiza durante la fase de clasificación a octavos de final en el Mundial de Sudáfrica, en la que España fue derrotada. Nos conectamos a “You Tube” y vimos varios vídeos que recogían esos momentos de tensión. Los periodistas intentaban a toda costa obtener razones del entrenador que fueran polémicas para dar noticia. El fantasma de la selección asomaba por el pasillo, la derrota en los partidos de clasificación parecía inminente. La afición sin esperanza veía como sus ilusiones se borraban haciendo memoria de los resultados obtenidos en anteriores mundiales.

Vimos a un Del Bosque tranquilo, sin temores y con unos nervios que parecían de acero. Su temple, su señorío, su sentido de la responsabilidad hizo que fuera concreto, realista y sencillo en sus respuestas. Demostró ser un caballero que atendió a todas las preguntas que hicieron los periodistas. A pesar de ser un hombre de pocas palabras, fue muy claro y conciso, no trató de poner excusas, ni de vender nada que no fuera cierto.

Tras esta desastrosa derrota, Del Bosque, sin tener en cuenta las críticas y la presión que ejercía un país de más de 45 millones de habitantes, se dedicó sólo y de forma exclusiva a su desempeño. Catalizador de la motivación del equipo, consignó demostrar al mundo entero que sus jugadores estaban cien por cien capacitados para llegar a lo más alto. Resolviendo cada uno de los partidos, inmutable y concentrado, hizo que los jugadores de la selección española creyeran que el sueño podía hacerse realidad con trabajo, garra, motivación y sobre todo concentración y buen juego. El tiempo le daría la razón. Tras 90 intensos minutos en el terreno de juego contra Holanda el gol de Iniesta fue el resultado del esfuerzo de un equipo liderado por un profesional integro, inmutable y con un rigor sistemático que roza la excelencia.

Nos dimos cuenta que Del Bosque ha demostrado una y otra vez que durante toda su carrera es una persona tranquila, no busca ser el protagonista de la historia, medalla que prefiere conceder a sus jugadores. Destaca por su valía para dirigir un equipo y potenciar las fortalezas de cada uno de sus integrantes tratando a todos por igual y en las mismas condiciones. Inspira confianza en momentos de dificultad evitando la polémica. Eficaz en la gestión de conflictos trata de mantener unido a su equipo a pesar de los problemas. 

Para consolidar nuestra hipótesis, necesitábamos encontrar más situaciones de dificultad e incertidumbre que hayan puesto a prueba la integridad y los principios de liderazgo del entrenador. Pedimos al camarero uno de los periódicos deportivos que tenía sobre la barra. En la portada nos encontramos con una noticia que hacía referencia a las últimas tensiones y enfrentamientos que estaban ocurriendo entre los jugadores del Real Madrid y del Barcelona, ambos equipos integrados por miembros del equipo nacional. Tras los últimos partidos disputados entre ambos clubes,  Liga, Copa del Rey y Copa de Europa, las tensiones y la competitividad estaban afectando al comportamiento y el rendimiento de los jugadores de la Selección. Pero ¿Quién es responsable de esta situación? Los propios jugadores, que con sus declaraciones y actitud en el terreno de juego están avivando la llama de la desunión y la discordia. También son responsables los medios de comunicación, formando parte del problema, están manipulando la información con tal de aumentar audiencia. Pero la palma de toda esta polémica se la llevan sus entrenadores. Maurinho y Guardiola son los mayores culpables de esta decepcionante historia. A diferencia de Del Bosque ellos entran al trapo, a la rueda de la crispación, a la desunión y al conflicto. No lideran ni median para bajar la temperatura del termómetro. Son los que tienen voz y poder de decisión, su responsabilidad está en manejar el conflicto en beneficio de los jugadores, la afición y sobre todo de la integridad del fútbol español.

Por suerte, algunos jugadores de la Selección tienen claro que los conflictos deben quedar en el campo de juego. No todos son del Barcelona ni del Real Madrid. Declaraciones de los jugadores han ayudado a tranquilizar el ambiente generado por los conflictos ligeros.

Gracias a la templanza de Del Bosque y la profesionalidad de algunos integrantes del equipo, están consiguiendo, por el momento silenciar a medios de comunicación y apagar las llamas que podrían haber generado un incendio de grandes dimensiones. Todo quedará demostrado en los partidos que se disputen tras el conflicto. ¿Acallará de nuevo Del Bosque las polémicas, tal y como ocurrió tras la derrota de España durante el Mundial de Sudáfrica? Una vez más, ¿demostrará haber apaciguado las tensiones con resultados y no con excusas?

Vicente es un capitán de barco que no cede ante las inclemencias del tiempo

Haciendo balance de todo lo que hoy habíamos aprendido mi compañero y yo durante aquella tarde sentados al lado de una refrescante cerveza, pudimos destacar qué características definen a un líder de un equipo de fútbol. Además vimos que esas mismas actitudes podían trasladarse a otros entornos de la vida.

Estábamos de acuerdo que un líder, antes de serlo debe conocerse a sí mismo antes de poder dirigir a otros. A lo largo de la historia, líderes como Alejandro Magno, Julio César, Trajano, Atila, Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler… han conquistado territorios y ganado infinidad de batallas. ¿Qué les llevó a alcanzar tal éxito? La autoconfianza, su capacidad para innovar las técnicas y tácticas empleadas, su increíble adaptabilidad en la toma de decisiones, la planificación y el reparto de las ordenes, su liderazgo encandilador que unía y permitía a otros creer en tiempos mejores. Estas habilidades son necesarias para un líder, aunque la verdadera clave de sus victorias fue la motivación y la lealtad de sus ejércitos y su capacidad para crear fuertes alianzas con sus enemigos. Ahora pensemos en Del Bosque u otros entrenadores qué han llevado a lo más alto a sus equipos, las actitudes son semejantes, ¿Verdad?

Nos imaginamos una situación en la cuál varios soldados son abatidos en el campo de batalla ante un inesperado ataque del enemigo, los supervivientes corren desesperados en buscan de una vía de escape. Las filas comienzan a desmoronarse y la incertidumbre invade sus mentes haciendo dudar de su victoria. Generales y oficiales al mando redefinen la estrategia. Su liderazgo es ahora más que nunca la pieza clave del éxito. Trasladamos esta situación a un partido de fútbol, las goles del contraatacarte está provocado un descenso del rendimiento del equipo, dos bajas por tarjeta roja y los que quedan en el terreno de juego están desmotivados. No queda tiempo, hay que revisar la estrategia.

La guerra continúa, los líderes siguen conquistando territorios y contraatacando las ofensivas de sus enemigos. La lucha por el éxito es feroz, si trasladamos el escenario de la guerra a una competición de fútbol, las batallas del pasado no son tan diferentes a las que se viven hoy en cada encuentro. Ahora los territorios son conquistados por equipos de fútbol, los jugadores son los ejércitos que los exploran y los conquistan. Son soldados que cumplen objetivos concretos que avanzan con las órdenes de sus entrenadores. Hemos cambiado el término enemigo por competidor. La lucha por mantener o subir en la tabla de clasificación depende de cómo los entrenadores tomen decisiones y dirijan a sus jugadores. La historia nos enseña que el éxito se cultiva con herramientas que mantienen a los “ejércitos” motivados y unidos. El propósito de retener y atraer a los mejores es buscar la lealtad, una inversión que los equipos están obligados a hacer. La mejor ofensiva para batir a los competidores es desarrollar un equipo eficiente y eficaz de jugadores dispuesto a trabajar juntos, a pesar de las dificultades, para alcanzar un objetivo común, la victoria. Unidos como una sola fuerza, deben avanzar de forma organizada, bien planificada y motivada permitiendo así conquistar la confianza de la afición y recuperar territorios a la competencia. La prioridad del entrenador es gestionar el talento, integrarlo y crear un equipo concentrado en la tarea y nada más que en la tarea. La victoria es la consecuencia de un trabajo bien estructurado.

Para alcanzar el éxito un profesional debe estar centrado en sus objetivos, con sus tareas bien planificadas y apoyado por el resto del equipo en momentos de incertidumbre. El entrenador debe crear las herramientas necesarias para construir un entrono que inspire confianza y facilite entornos para la motivación. El éxito es el resultado de un camino lleno de barreras, limitaciones y fracasos. La dirección es lo que nos mantiene centrados en nuestro rumbo y a pesar de las dificultades mantenemos el timón en el camino correcto. Así es Vicente Del Bosque, un entrenador integro, que inspira confianza, que sabe tomar decisiones y corregirlas en cada momento, que crea entornos que fomenta el trabajo en equipo, domina la estrategia y en momentos de conflicto sabe mantener el rumbo. Es un capitán de barco que no cede ante las inclemencias del tiempo. El tiempo nos dará la razón, Don Vicente nunca dará su brazo a torcer ante supuestas presiones de los clubes, su liderazgo impide hacer un alto en el camino, avanza como un buque silencioso que llegará a su puerto tarde o temprano.

Dando un trago a mi cerveza mi amigo, mirando una foto de Del Bosque en el periódico, me preguntó: “¿Por qué Del Bosque estando en lo más alto sigue luchando a pesar de las dificultades?” Y respondiendo a mi compañero de viaje, le dije que Don Vicente hace lo que hace porque es parte de su vida, cree en ello y lo siente. Su auto-confianza, la gestión eficiente de los conflictos, no decaer ante situaciones difíciles y tener una dirección clara son sus herramientas que le han ayudado a alcanzar sus éxitos.  Al escuchar mi respuesta, me cogió de hombro y me preguntó con voz calmada: “¿Y cuál es el secreto del éxito?” Le contesté  diciendo que afortunadamente no existe, pero si lo hubiera, estamos de enhorabuena, todos lo conocemos, aunque tenemos que buscar dentro de nosotros mismos. Lo primero que debemos hacer es preguntarnos si lo que hago es lo que quiero. Este debate interno de revisión y evaluación nos permite ser conscientes de lo que hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos. Es una práctica que nos incomoda pero a la vez nos reta a superar nuestros miedos y limitaciones. Es lo que permite a Vicente Del Bosque no ceder ante ningún chantaje por que tiene claro cuales son sus objetivos y prioridades. 

Cita: 15/10/2018

Cita: 15/10/2018
Cuándo criticamos, lo que hacemos, es proyectarnos en los demás. Es decir, proyectamos nuestra sombra, lo que no queremos ver de nosotros mismos, lo que no nos gusta y en vez de trabajar para entenderlo y tratar de convertirlo en luz, la frustración la descargamos en los demás. Recuerda como maestro a quién críticas porque siempre encontrarás en esa persona lo que quieres mejorar en ti.

Por: Felipe Ynzenga